Esta serie la conforman 16 volúmenes de 1886-1927

El Ayuntamiento a través de la sección de sanidad llevaba a cabo el registro de prostitutas, que contienen la inscripción de pupilas. De esta manera controlaba la cantidad de mujeres que se dedicaban a este oficio, tanto en el aspecto de la salud, debido a que estaban sujetas a una revisión física periódica y era obligación realizar esa inspección sanitaria por parte de la sección de Sanidad, como en el de los ingresos, ya que les cobraban impuesto por ejercer ese oficio y pagaban según les correspondía la categoría a que pertenecían, desde la primera hasta la cuarta clase.  Las  mujeres que ejercían la prostitución tenían que presentar su solicitud ante el director de la sección de sanidad expresando, su nombre, domicilio, edad. Origen y filiación, la casa en la que iba a vivir, si era aislada (para las que habitaban solas) o como pupila (a las que trabajan en burdeles); el lugar del burdel al que iba a pertenecer y el nombre de la  matrona de ese establecimiento; su declaración de libre voluntad para dedicarse a la prostitución, y que estaban dispuestas a practicarse el reconocimiento médico indispensable de salud.